El Reflejo de Una Vida
Mark Rothko (1903 - 1970)

No caben dudas que el éxito no es sinónimo de felicidad, no van de la mano, no son compatibles e incluso el éxito y la popularidad puede ser el camino al abismo.
Los artistas pintan su autorretrato, no en el sentido literal de la palabra, sino que es a través de ellas que logran manifestar quienes son, sus vivencias y estados de ánimo; y Mark Rothko así lo hizo.
Su obra fue muy variada, sus inicios marcan cierta influencia de Paul Cézanne y del americano John Marin. Son los paisajes, naturalezas muertas y algunas vistas urbanas las temáticas que más abordó en este período; luego hará lo propio con la figura femenina, situándola en diversas escenas y realizando también algunos desnudos. Por entonces es un artista figurativo, aunque con el tiempo comienza a manifestar cualidades expresionistas debido a la deformidad de las figuras, donde comienza a priorizar el color por sobre las formas.
Más tarde comenzó a pintar temas de carácter mitológico, para entonces comenzaba a aflorar su fuerte e inestable personalidad. Era un convencido que para esta pintura no era necesario explicar nada, la explicación debía surgir en el intercambio que se producía entre la pintura y el espectador.
Fue la obra de Miró y “La Habitación Roja” realizada por Henri Matisse lo que inspiraría a Rothko para sus creaciones de mayor trascendencia.
1946 fue un punto de inflexión en la carrera del artista, durante este año surge las denominadas pinturas “Multiforms”, las cuales podríamos considerar que es el camino transitorio hacia su “clásica” pintura abstracta donde el color hace a la obra.
Realizó estas pinturas en grandes dimensiones, decía que al pintar un cuadro grande uno tiene la sensación de estar inmerso en él. También pretendía que su obra se tenía que ver a una distancia de 45cm., porque allí el espectador se siente comprometido con los espacios de color y experimenta el movimiento interior que estos generan.
Por medio de este camino Rothko pretendía expresas emociones: la tragedia, el éxtasis, la fatalidad del destino entre otras cosas. Tal es así que el tiempo modificó su paleta; mientras su vida personal se desmoronaba y vivía en profunda depresión, su paleta fue abandonando colores cálidos como el rojo, naranja, amarillo, rosa, para hacer usos del negro, marrones y grises. Una paleta de menor vibración, mucho más apagada y melancólica.
El 25 de febrero de 1970 lo encuentran muerto, y lo diagnostican como suicidio. La autopsia reveló que además de profundos cortes padecía una intoxicación aguda de antidepresivos. Para algunos de sus amigos más íntimos el suicidio no fue ninguna sorpresa. En los últimos tiempos parecía haber perdido la inspiración y la pasión.
Su obra revolucionó a la pintura, marcó un antes y un después. Fue, es y será recordado como uno de los grandes referentes de la pintura.
Si bien el éxito le llegó en vida creo que no pudo disfrutarlo, o no entendió como hacerlo.
Lamento su tristeza y sobretodo su muerte, porque los grandes merecen otro final.
Javier Zenteno